La joya Roja

Estaba en movimiento, una nueva mudanza, moviendo las valijas, y eligiendo que llevar y que dejar. Como peregrina nómade, heredada por mis ancestras, de mi madre. La encontré entre los abalorios, como un adorno más. Antes no lo había percibido. Era un dije redondo, ovalado, rojo, granate. 2 círculos más sobre él, planos, el de arriba más pequeño que el anterior. Bien podría ser un dije. Y en un momento pensé como una caravana, un pendiente. Pensé también que debería encontrarle un par para poder colocarlo en ambas orejas Solo al despertar me di cuenta de su unicidad y de lo bien que cabe en el centro de mi pecho, cuello. Colgante, collar, talismán, ancestral. Lo mire sin que llamara mucho mi atención, aunque precioso realmente. dos mujeres me preguntaron si era herencia de un maestro caduco por haberlo servido, y haber sido traicionada, al desviarse su sendero Aquí lo recuerdo, porque antes hubo rencor en esto, luego desagrado. Sin embargo sonreí y dije no, me lo heredó mi madre. Tan cierto. Y les mostraba que a la luz el súbito brillo superficial se volvía profundo. Se transformaba en una joya magnética, cálida, poderosa. Luego la revise más de cerca y en sus engranajes, a la espalda aparecían rastros. De echo un rostro, indígena, una máscara ritual. Cuando la acercaba para verla de cerca se hacía grande, recobraba su tamaño real. Ahí estaba un ancestro en particular o una función propia, tallada como amuleto En el dorso de mi gema. Y esta era tan natural y bella. Y es mía ahora. .

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