En búsqueda del Guía Interno.


Supongamos  que nos encontramos con los ojos cerrados, relajados. Como en esa etapa que precede al sueño, peo muy atentos, lúcidos.

Entonces miramos desde nuestros ojos hacia abajo, en el plano físico y vemos la garganta, el pecho,y el resto del cuerpo hacia abajo. Ahora podemos mirar desde los ojos el plano energético, y vemos esos círculos vibrantes de colores, que son llamados chackras, ruedas de energía, otra forma de perfectos mandalas en la creación.
Y entonces vemos en la garganta una rueda azul luminosa, radiante, y luego vemos en el pecho el círculo verde, turquesa, acuoso, liviano. Y si vamos un poco más abajo observamos el plexo solar, una intensa esfera amarilla, centelleante como el sol. Conectados con la voluntad interior, con la divina.

Ahora regresamos a ese espacio en el corazón. y cambiamos la visión a una mayor, más sutil.
Tratamos de reconocer ese ser que siempre nos acompaña, no somos nosotros, es nuestro Guía Interno.
Y si que lo queremos, podemos imaginar cuan hermoso es, cuan bellos son sus gestos.
Y sereno, pemanece, y nos acompaña siempre. Nos da ideas, nos avisora rumbos secretos, caminos trazados por su visión eterna. Él esta con nosotros, en el corazón. Y si que lo queremos siempre.


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